Tiempo atrás decidimos escribir una carta al país del ajedrez. No sabíamos cómo empezar, ni que decir, simplemente teníamos un papel en blanco, unas ideas sueltas y un sueño.
Solamente teníamos algo claro; ilusionar.
La ilusión es la esperanza de que se cumplirá algo que deseamos. Tener ilusiones es una de las mejores maneras para disfrutar de la vida y hacer las cosas con energía.
Hacer crecer la ilusión tiene mucho que ver con invitar a descubrir y a investigar. Cuando se hacen actividades que fomentan la adquisición de conocimientos y emociones, se alimentan de una sensación que, estimulada, puede crear niños o adultos motivados, felices y capaces de afrontar cualquier proyecto personal.
El optimismo es un ingrediente vital para la consecución de metas.
Así, de esa forma nace Peontete.
Un proyecto que pretende que nuestro ajedrez se acerque a la sociedad, a que se nos reconozca, a ser nuestro vehículo de promoción, nuestra seña de identidad.
Porque, si conseguimos recuperar la mirada de cuando éramos niños habremos recuperado la ilusión que nos hizo levantarnos de nuevo cuando aprendíamos a caminar, a pesar de las caídas; la ilusión que sentimos la primera vez que conseguimos ganar una partida nosotros solos o la ilusión de esa primera vez que participábamos en un torneo… ¿Os acordáis?
